lunes, 21 de octubre de 2013

Uno de los objetivos que se plantea es recrear el Big Bang

CIUDAD DE MÉXICO,  .- Aunque se le conoce como "Big Bang" o "gran explosión", el estallido que le dio origen al universo hace 13 mil 800 millones de años, fue en realidad un evento microscópico, en el que se desprendió una gran cantidad de energía por la interacción de partículas diminutas.

Por ello, muchos de los científicos que hoy investigan el origen del universo, no son astrónomos sino físicos especialistas en mecánica cuántica, altas energías y pequeñas partículas; es el caso del doctor Gerardo Herrera Corral miembro del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional.



"El hecho de que sea una microscópica aparición de una enorme cantidad de energía hace necesario utilizar la mecánica cuántica, (que describe al mundo microscópico) para explicar el origen del universo", afirma Herrera Corral que es uno de los mexicanos que trabaja en el Gran Colisionador de Hadrones, también conocido como el experimento científico más ambicioso de la humanidad.

Dicho megaproyecto, con sede en Ginebra, Suiza, es coordinado por el Centro Europeo de Investigaciones Nucleares (CERN) y se divide a su vez en otros cuatro experimentos; el esfuerzo de los connacionales se concentra principalmente en uno de ellos: el Experimento del Gran Colisionador de Iones conocido simplemente como ALICE, por sus siglas en inglés.

Entre otras cosas, ALICE se plantea recrear el "Big Bang" y las condiciones extremadamente calientes y densas como se cree que era el universo unas cuantas décimas de microsegundo después de que se formó. Para ello deben colisionar dos micro partículas llamadas iones.

"ALICE es un conjunto de 16 dispositivos, de los cuales dos fueron diseñados y construidos en México y están bajo nuestra responsabilidad: el detector de rayos cósmicos y el detector Dzero, también conocido como sistema de disparo" explica.

No es poca cosa, ya que el detector Dzero es el encargado de registrar los datos desprendidos de las colisiones.

"Es un sistema que cada vez que ocurre una colisión le dice a los demás si esa colisión es lo suficientemente interesante para ser registrada o no. Es muy importante porque de eso depende que podamos sacar conclusiones de las colisiones.

"Tenemos que estar checando que el detector funcione bien, que los datos sean de calidad y repararlo si hay algún daño", señala.

Actualmente el Gran Colisionador de Hadrones está en pausa para darle mantenimiento y prepararlo para que en 2015 pueda funcionar al nivel de energía para el que fue diseñado, pues hasta el momento lo ha hecho a la mitad de su capacidad.

"En la medida que logremos más alta energía podremos observar escalas más pequeñas, con la colisión de los protones a la más alta energía podremos observar si hay sub estructuras, si los quarks que pensamos que son elementales, realmente tienen una estructura más pequeña.

"Además como la energía de los haces y la colisión es tan violenta, podemos crear nuevas partículas, que probablemente están ahí y que no habíamos visto como el bosón de Higgs", añade.

Precisamente los creadores de la teoría que predice la existencia de una partícula llamada bosón Higgs ganaron el premio Nobel de Física este año. Dicha teoría fue comprobada por los científicos del CERN en 2011 y con ello se respondió una de las preguntas que motivaron la construcción del Gran Colisionador.

"El Higgs es una de las preguntas fundamentales que se planteó el proyecto: ¿cuál es el origen de la masa?, ¿qué es lo que hace que las partículas tengan una resistencia a moverse? La respuesta es: el bosón de Higgs".

El doctor Herrera explica que el bosón de Higgs es un campo, una especie de melaza que envuelve a las otras partículas para impedir que se muevan a la velocidad de la luz, ello permite que existan estructuras moleculares y en consecuencia exista todo lo que podemos tocar y sentir, incluidos nosotros.

"Si no existiera el bosón de Higgs todas las partículas del universo se moverían a la velocidad de la luz y no tendrían masa; entonces nuestro universo sería lumínico, sería de energía, de radiación, sin masa. Sin estructuras, sería un gran destello".

Pero el Gran Colisionador, otras preguntas como la relación de la materia y la antimateria, qué es la materia oscura, cómo era el universo temprano.

"Una serie de cuestionamientos que requieren de más datos, de más estudios y de más energía en el colisionador y todo esto se vendrá dando poco a poco en los próximos años", afirma Herrera Corral.

Para 2018 está planeando que todos los dispositivos del Gran Colisionador de Hadrones se renovarán, incluyendo el detector Dzero, y el equipo mexicano ya tiene una propuesta para reemplazarlo.

"Nosotros hemos tenido el financiamiento del Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) y justamente estamos discutiendo con ellos la propuesta para la actualización de ALICE y cómo aumentar nuestro impacto y presencia en el proyecto", afirmó el científico mexicano involucrado en el proyecto científico más ambicioso de la humanidad.

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